NOTICIAS DESDE ISRAEL, CON PASCAL ROY – Como ya lo anunciamos la semana pasada, la decisión de entrar en la Ciudad de Gaza se aprobó el jueves pasado, con el objetivo de liberar a los rehenes, de obtener el desarme de Hamás y la desmilitarización de la Franja, así como controlar y garantizar la seguridad de todo el territorio gazatí, antes de entregarlo a una administración civil liderada por fuerzas árabes, sin incluir a Hamás ni a la Autoridad Palestina. Este nuevo plan, que aún tardará unos días antes de llevarse a cabo, ha suscitado una oleada de protestas y críticas a nivel interno y externo, a las que el primer ministro Netanyahu contestó en dos ruedas de prensa (en inglés y en hebreo). Subrayó, entre otras cosas, que esta operación de gran envergadura no impedirá la entrada de ayuda humanitaria, sino todo lo contrario, pues otro objetivo principal de Israel consiste en quitar a Hamás la última arma que le queda para controlar a la población: la ayuda, precisamente, que desvía, saquea, usa y revende a precios exorbitantes para conseguir fondos, nuevos reclutas y todo tipo de favores. Benyamin Netanyahu también subrayó que la guerra puede terminar si Hamás libera a todos los rehenes que quedan.




