SIONISMO: NO SÓLO CUESTIÓN DE JUDÍOS, CON LUCIANO MONDINO – En estas horas en que estamos grabando, el gabinete de ministros israelí aún debate la propuesta de cese del fuego con Hezbolá. Con este trasfondo, conviene recordar el papel vergonzoso que Naciones Unidas ha jugado desde 2006, cuando tras el final de una guerra anterior entre el grupo terrorista chiita libanés, proxy de Irán (Hezbolá) e Israel, el organismo internacional votó la Resolución 1701 que alejaba a Hezbolá de la frontera con Israel, hasta más allá del río Litani y, para velar por el cumplimiento de esta resolución, destinaba a dicha frontera un contingente de más de 10 mil soldados de unos 40 países. Sin embargo, la actuación de dicha fuerza ha quedado muy cuestionada desde entonces. Sirva de ejemplo el objetivo de “desarmar las milicias libanesas o extranjeras” (sic) que, según las siguientes cifras, evolucionaron justamente en sentido inverso: de unos 20 mil misiles en ese año, al triple en 2013, llegando exponencialmente a entre 150 y 200 mil a inicios del actual conflicto en 2023. ¿Formará parte FINUL de la solución de la actual guerra o, por el contrario, se reconocerá su incompetencia o complicidad, evitando que vuelva a ser el garante del acuerdo?