MÚSICA CLÁSICA – Pierre Luboshutz (1890-1971) y Genia Nemenoff (1905-1989) eran unos pianistas de origen judío ruso que alcanzaron el éxito en Estados Unidos. El primero era nieto de un cantante de ópera profesional e hijo de un profesor de violín cuya familia vivía en Odesa, donde su principal fuente de ingresos era un modesto negocio de compraventa de pianos. Por el contrario, aunque los padres de Genia Nemenoff eran músicos consumados (su padre, cantante; su madre, pianista), ninguno de los dos era profesional. Y, a diferencia de la familia Luboshutz, los Nemenoff gozaban de una buena situación económica, gracias a un comercio minorista de pieles. En tiempos zaristas, las únicas excepciones que permitían a los judíos vivir en las grandes ciudades de Moscú y San Petersburgo eran la adquisición de una gran riqueza o el despliegue de un talento excepcional. Así, para la familia Luboshutz, criar hijos músicos superestrella que pudieran llegar a ser ricos y exitosos, y residir en cualquier lugar del Imperio, se convirtió en una obsesión singular. Las dos hermanas mayores de Pierre cumplieron los sueños de sus padres. Lea, la mayor, violinista, y su hermana mediana, Anna, violonchelista, allanaron el camino para Pierre, el tercer hijo que se casó con la citada Genia, con la que en 1936 formó un dúo de piano. Finalmente se establecieron en Nueva York, tras pasar por Alemania y Francia. El éxito de “Luboshutz & Nemenoff” llegó rápidamente, pero fue su talento y química lo que dejó un legado perdurable, algunos de cuyos tesoros grabados os traemos en este programa.




