VIDAS – “Uno de los hermanos era rabino y el otro comunista, completamente antagónicos, pero se llevaban bien.” “Tenían una fábrica de juguetes de chapa con 50 obreros y un buen pasar, por eso no veían el peligro.” “Las monjas del convento vestían a las chicas judías de monjas y las escondían.” “A mi abuelo lo mandaron a Treblinka diciéndole que era un lugar de trabajo.”
“La historia de mi familia es también la historia de la Shoá”. Iris Sztul comparte el origen y sentido de El legado de Moshé, un libro nacido de la necesidad de investigar, recordar y dar nombre a quienes sobrevivieron al Holocausto y a quienes no. El testimonio de Iris nos sitúa en esta primera entrega en la Polonia ocupada por los nazis y su relato (literario y ahora sonoro) reconstruye el itinerario vital de varias generaciones desde Czenstojowa y Radomsko hasta los bosques partisanos, un convento que protegió y la salvadora fábrica Azag. Sztul nos empieza a contar.
En la imagen de portada, Moshé e Ite Sztul rodeados de su familia: Hela , Janek el partisano y el pequeño Abram, el padre de Iris

Moshe e Ite paseando por Czenstojowa antes de 1939





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