JUDEOHISTORIA, CON ÁNGEL LUIS ENCINAS MORAL – La muerte de nuestro patriarca Jacob, padre de las doce tribus de Israel, marca el cierre de una etapa crucial en la historia del pueblo judío. Según el relato del libro de Bereshit/ Génesis, Jacob murió en Egipto a la edad de 147 años, rodeado de su numerosa familia. Antes de su fallecimiento, bendijo a cada uno de sus hijos, profetizando el destino de sus descendientes y consolidando así la identidad de las tribus de Israel. También pidió que no lo enterraran en Egipto, si no en la tierra de sus padres en Canaán, en la cueva de Macpelá, junto a sus padres, Abraham e Isaac: un acto que simboliza la conexión eterna de su linaje con la Tierra Prometida. Jacob “marca la primacía de la vara de Judá sobre Israel”. Su muerte y sepultura no solo marcan el final de una era, sino que refuerzan los lazos espirituales y territoriales del Pueblo de Israel. José fallece tras anunciar a sus hermanos la visita de Hashem, para decirles que les elevará a la tierra de Canaán, donde también fue enterrado el predilecto de Faraón, quien muere a su vez. Su sucesor decide iniciar una represión contra los israelitas.
El nacimiento de una nación
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