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‎18 Adar II 5784 | ‎28/03/2024

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“La novia siria” (2004) de Eran Riklis (Israel – Alemania – Francia)

FILMOTECA, CON DANIELA ROSENFELD – Guión: Suha Arraf, Eran Riklis. Reparto: Hiam Abbass, Makram Khoury, Clara Khoury. Premios: Festival de Locarno 2004: Premio del Público; Festival de Films del Mundo de Montreal 2004: Premio de las Américas, Premio del Público, Premio de la Crítica, Premio del Jurado Ecuménico

El filme transcurre en los Altos del Golán, una zona situada en la frontera entre Israel, Líbano, Jordania y Siria de unos 1800 km², de los cuales aproximadamente 1.200 fueron conquistados por Israel en la Guerra de los Seis Días y anexionados en 1981. En esta zona fronteriza y dentro del territorio anexionado, Mona – de acuerdo a la decisión de su familia – está a punto de casarse con su primo Tallel, a quien no conoce y es toda una estrella de la televisión siria. Pero como Mona vive en el Golán junto con sus padres y hermana, y Siria e Israel no mantienen relaciones diplomáticas, cruzar al otro lado representará que no podrá volver nunca más a su tierra ni ver a su familia. Para Mona, el día de su boda es el más triste de su vida. Mientras, el novio viaja de Bagdad a la frontera y en las calles del pueblito druso se manifiestan en apoyo al hijo de Hafez El Assad, que en ese momento asume la sucesión de su padre muerto. Hammed, padre de Mona y activista pro-sirio, decide ir a la manifestación, aunque la boda esté por celebrarse. Detrás de él va un comisario de la policía israelí, que lo sigue como el perro a la presa.
Si a esto se le suma el regreso desde el extranjero de los hermanos varones de la novia, el veto al hijo exiliado emitido por los ancianos de la aldea y el hartazgo de la tiranía conyugal por parte de la hermana mayor es evidente que, además de abordar la explosiva geopolítica de la zona, Riklis y Arraf se han propuesto encarar también temas como la diáspora drusa, el choque entre tradición y modernidad, y la pervivencia del machismo en las culturas musulmanas. Puede parecer demasiado para una película cuya extensión no llega a la hora y media, y es posible que lo sea. Pero lo cierto es que sale airosa del desafío.
El primer tramo de la película va presentando personajes y reflotando viejos conflictos entre ellos. Mona, la homenajeada, no pierde la mirada triste y un cierto sentimiento de incomodidad. La presencia más fuerte es la de su hermana Amal (Hiam Abbass), que quiere estudiar en Haifa enfrentándose a su ortodoxo marido. Amal es la única mujer insumisa de la familia, la que abre el filme, con una mirada melancólica, y lo cierra en movimiento.
En la segunda parte, cuando todos llegan a la frontera, surgen las trabas burocráticas y la familia queda finalmente atrapada en una situación cómica, absurda y patética, con el funcionario de la aduana siria negándose a legitimar la anexión israelí y su colega del otro lado atrapado en la madeja burocrática
La historia de Mona es una historia de fronteras físicas y emocionales y el deseo de cruzarlas. La historia de una familia separada por diferencias de tradición, políticas y prejuicios. Y tras un largo día, la novia, su familia, el gobierno y los oficiales militares reunidos a ambos lados de la frontera encaran un futuro incierto: están atrapados en tierra de nadie.
Poco antes del final, la novia está nuevamente sola, como ya la hemos visto antes varias veces, mientras a su alrededor un revoloteo de familiares y funcionarios resuelve las cuestiones inherentes a su boda. Pero ahora está acicalada, lista para la ceremonia en su vestido blanco, con el desánimo pintado en la cara, una expresión de agotamiento y fastidio, y sentada frente a un portón de rejas en esa tierra de nadie que se extiende en la frontera entre Siria y los territorios del Golán. A lo lejos, detrás de otra barrera similar, aguarda el novio, rodeado de una parentela alborotada. La imagen, sin duda elocuente, comenta en un tono entre irónico y amargo, el absurdo de la situación en Medio Oriente tomando como referencia la historia de un casamiento arreglado entre una joven drusa y un actor sirio. Las bodas suelen ser terreno abonado para exponer choques culturales, religiosos o políticos.

El guion fue escrito por el director israelí Eran Riklis y la periodista y documentalista palestina Suha Arraf. “Cada cineasta alimenta la esperanza de que su film aportará un poco más de comprensión, un poco más de compasión, un poco más de tolerancia o, en lo que concierne al Cercano Oriente, un poco más de paciencia. Es con ese espíritu que hice La novia siria, inspirándome en el amor. El amor de la libertad y del espíritu de la libertad, el amor de los paisajes físicos y emocionales que rodean a cada uno de nosotros. El amor de las mujeres que luchan por preservar su lugar en el mundo, el amor de aquéllos que continúan soñando y esperando, aquí, del otro lado de la frontera, en todas partes. Para contar esta historia, elegí un registro pesimista, o tal vez optimista –pero más probablemente “optimista”- en otras palabras, un registro que se adapta bien a la región del mundo y a la época en la que vivimos”. Eran Riklis

Eran Riklis es uno de los más reconocidos directores israelíes. Nació en Jerusalén; creció en Estados Unidos, Canadá y Brasil, y se licenció en la Escuela Nacional de Cine de Beaconsfield. Ha dirigido y producido numerosas películas, telefilms, series de éxito y documentales: La novia siria (2004); Gmar Gavi’a (Final de copa) (1992), que participó en los festivales de Venecia y de Berlín; Zohar (1993), la película de mayor recaudación en Israel en los años noventa; Pituy (Tentación) (2002), Los Limoneros (2008); El viaje del director de recursos humanos (2010), entre otras.