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‎18 Adar II 5784 | ‎28/03/2024

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Proverbios 16: el hombre propone y Dios dispone

Proverbios 16: el hombre propone y Dios dispone

HABLEMOS DE LA BIBLIA, CON IRIT GREEN – Proverbios 16.

Los planes son del hombre;
la palabra final la tiene el Señor.
Al hombre le parece bueno todo lo que hace,
pero el Señor es quien juzga las intenciones.
Pon tus actos en las manos del Señor
y tus planes se realizarán.
El Señor lo ha creado todo con un propósito:
aun al hombre malvado para el día del castigo.
El Señor no soporta a los orgullosos;
tarde o temprano tendrán su castigo.
Con amor y verdad se perdona el pecado;
honrando al Señor se aleja uno del mal.
Cuando al Señor le agrada la conducta de un hombre,
hasta a sus enemigos los pone en paz con él.
Vale más lo poco ganado honradamente,
que lo mucho ganado en forma injusta.
Al hombre le toca hacer planes,
y al Señor dirigir sus pasos.
El rey habla de parte de Dios
y no dicta sentencias injustas.
Pesas y medidas caen bajo el juicio del Señor;
todas las pesas han sido creadas por él.
Los reyes reprueban las malas acciones,
porque el trono se basa en la justicia.
Los reyes aman y ven con agrado
a quien habla con honradez y sinceridad.
La ira del rey es mensajera de muerte,
y es de sabios procurar calmarla.
La alegría del rey es promesa de vida,
y su buena voluntad es como nube de lluvia.
Más vale adquirir sabiduría que oro;
más vale entendimiento que plata.
La norma de los justos es apartarse del mal;
cuidar la propia conducta es cuidarse uno mismo.
Tras el orgullo viene el fracaso;
tras la altanería, la caída.
Más vale humillarse con los pobres
que hacerse rico con los orgullosos.
Al que bien administra, bien le va;
¡feliz aquel que confía en el Señor!
Al que piensa sabiamente, se le llama inteligente;
las palabras amables convencen mejor.
Tener buen juicio es tener una fuente de vida;
instruir a los necios es también necedad.
El que piensa sabiamente, se sabe expresar,
y sus palabras convencen mejor.
Las palabras dulces son un panal de miel:
endulzan el ánimo y dan nuevas fuerzas.
Hay caminos que parecen derechos,
pero al final de ellos está la muerte.
El apetito del que trabaja lo impulsa a trabajar;
el hambre que siente lo empuja a ello.
El malvado es un horno de maldad;
¡aun sus palabras parecen llamas de fuego!
El perverso provoca peleas;
el chismoso es causa de enemistades.
El violento engaña a su amigo
y lo desvía por el mal camino.
Guiña los ojos quien piensa hacer lo malo;
se muerde los labios quien ya lo ha cometido.
Las canas son una digna corona,
ganada por una conducta honrada.
Más vale ser paciente que valiente;
más vale vencerse uno mismo que conquistar ciudades.
El hombre echa las suertes,
pero el Señor es quien lo decide todo.