Aguas rojas

JUDEOHISTORIA, CON ÁNGEL LUIS ENCINAS MORAL –  Moisés en sus primeros pasos como emisario divino, en el umbral de un destino que cambiaría la historia del pueblo judío. Recién elegido por Hashem, desafía al faraón —el más longevo, el más poderoso, el más temido de los reyes de Egipto— con una sola frase: “Deja partir a mi pueblo”. Un eco que atraviesa los siglos y que aún vibra con fuerza en el alma de Israel…más ahora que anhelamos el regreso de los rehenes.

La vara de Aarón se convierte en serpiente y devora la magia de los hechiceros, cómo las aguas del gran río se tiñen de sangre al alba, y cómo cada palabra de Moisés, a pesar de su tartamudez, se convierte en profecía viviente. Entre dudas, ruegos y señales celestiales, la historia cobra cuerpo: es la voz del Eterno la que guía el camino, la que endurece el corazón del Faraón para revelar, poco a poco, su inmenso poder. Mientras el pueblo hebreo sufre bajo el peso de su esclavitud, la promesa se alza luminosa: “Yo soy el que fui, soy y seré… os tomaré como mi pueblo y seré vuestro Dios”. 

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