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‎19 Adar II 5784 | ‎29/03/2024

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El retorno a Israel y la creación de su Estado (3ª parte): los precursores

El retorno a Israel y la creación de su Estado (3ª parte): los precursores

MILÍM: LA HISTORIA DE LAS DIÁSPORAS, CON ALICIA BENMERGUI – El sionismo, el movimiento político creado por Teodoro Herzl, tuvo antecesores y precursores de muy diverso origen. Uno de los más curiosos y sorprendentes fue el que se inspiró en la creencia de un falso mesías, Shabetai Zvi, y que provocó una efervescencia religiosa aún en comunidades judías europeas prósperas e instruidas, como fue el caso conocido a través de las Memorias de Glickl Hameln. Por ella nos enteramos cómo activista mesiánicos sefardíes anunciaron en Hamburgo la pronta llegada del Mesías, lo que determinó que numerosos convencidos de la verdad de este anuncio vendieran sus propiedades y se prepararan con toda meticulosidad para el viaje que los llevaría a la Tierra Prometida. Ciertamente que este deseo de retorno a Jerusalén se sustentaba en un profundo sentimiento místico y religioso. Si retrocedemos algunas décadas nos encontramos con lo propuesto por Moses Hess en el libro Roma y Jerusalén, pero queremos recordar a sus propios predecesores, que en este caso son judíos sefardíes, lo que demuestra que estaban al tanto de los sufrimientos padecidos por sus hermanos de Europa Oriental, que se hicieron mucho más intensos a partir de 1870.

Ese fue el caso de Mordejai Manuel Noah, hijo de Manuel Noah, un héroe de la Guerra Revolucionaria por la Independencia de Estados Unidos y su madre Zipora Philips, hija de Jonah Philips y de Rebeca Machado Núñez. Fue editor, periodista, dramaturgo, político, abogado, juez de la Corte de Apelaciones de Nueva York, embajador de Estados Unidos en Túnez, Inspector de puertos, y sobre todo un ferviente defensor de la utopía sionista. Se lo considera uno de los precursores del sionismo. Escribió un folleto Discourse on the Restoration of the Jews o el Regreso de los Judíos a Tierra Santa, defendiendo el derecho de los judíos a tener su propia nación para poder vivir al fin en paz, texto escrito medio siglo antes de la realización del Primer Congreso Sionista. Mordecai Manuel Noah fue el judío más influyente y conocido en los Estados Unidos en el siglo XIX. Nació en Filadelfia el 19 de julio de 1785, hijo de Manuel M. Noah. Con motivo de la temprana muerte de su madre, Mordejai y su hermana fueron criados por sus abuelos maternos Phillips, que había emigrado de Prusia a Londres y de allí, después de aprender inglés, a Charleston, Carolina del Sur en 1756. Su abuela era Rebecca (Machado) Phillips. En casa de sus abuelos adquirió una reverencia profunda por la libertad americana, y una identidad y orgullo igualmente firmes por su pueblo y su religión. Fue primo hermano de Uria Philips Levy. A pesar de que tres de sus abuelos eran de ascendencia centroeuropea, siempre le dio mucho más valor a su ascendencia sefardí de raíces portuguesas porque la sentía como una marca de distinción y orgullo. Fue editor, periodista, dramaturgo, político, abogado, juez de la Corte de Apelaciones de Nueva York, embajador de Estados Unidos en Túnez e Inspector de puertos. En 1825 Noah ayudó a comprar un pedazo de tierra en Grand Island, en el río Niágara, cerca de Buffalo, donde quería crear una colonia judía que se llamaría Ararat. Este proyecto suscitó un gran interés y debate, pero se convirtió en un fracaso. Después de esta decepción, se dio cuenta de que Palestina era la única respuesta para una patria para los judíos. Dio conferencias y escribió sobre esta necesidad expresando unas ideas que precedieron a las de Leo Pinsker y Teodoro Herzl, así como a las del Primer Congreso Sionista en Basilea en 1897. Y esta historia continúa…