“Holy Rollers” (2010), de Kevin Asch (EE.UU.)
FILMOTECA, CON DANIELA ROSENFELD –
Guion: Antonio Macía. Reparto: Jesse Eisenberg, Justin Bartha, Danny A. Abeckaser, Ari Graynor, Jason Fuchs, Q-Tip, Bern Cohen, Mark Ivanir, Charlie Hewson, Elizabeth Marvel, Hallie Kate Eisenberg
“Holy Rollers” está inspirada en un hecho real: a finales de los noventa algunos judíos jasídicos fueron reclutados como “mulas” para el contrabando de éxtasis de Europa a los EE.UU. Sam Gold (Jesse Eisenberg) es un joven de la comunidad ortodoxa de Brooklyn, que a regañadientes sigue el camino que su familia ha elegido para él, en espera de un matrimonio arreglado, mientras estudia para convertirse en rabino y trabaja con su padre; hasta que un vecino, Yosef Zimmerman (Justin Bartha), le propone transportar “medicinas” para Jackie (Danny A. Abeckaser), un distribuidor israelí, y su novia, Rachel (Ari Graynor). Sam demuestra rápidamente su habilidad para los negocios, y sus jefes inmediatamente toman a Sam bajo su ala. Expuesto a los excitantes ambientes de Manhattan y la vida nocturna de Ámsterdam, Sam comienza a cambiar su estilo de vida, a experimentar con el éxtasis y a ganar grandes cantidades de dinero. A medida que el negocio crece, su comunidad y su familia comienzan a sospechar sobre sus actividades ilegales. Sam poco a poco se da cuenta de la realidad que existe detrás del dinero fácil, cuando se ve obligado a tomar una decisión fatal que podría desmoronar toda la operación.
Centrándose en la religión para tratar de explicar ciertos comportamientos humanos, esta película independiente americana narra una odisea delictiva de 1999. En sólo seis meses, un grupo de traficantes lograron introducir en los EE.UU. un millón de pastillas de éxtasis importadas directamente desde Ámsterdam. Un traficante de drogas descubrió la forma ideal de introducir la droga a través de la aduana con gran facilidad. Convenció a un grupo de jóvenes judíos ortodoxos para que viajasen a Ámsterdam y llenasen sus maletas con pastillas de éxtasis, utilizando su apariencia y símbolos religiosos como camuflaje: “Relájate, ocúpate de tus asuntos y actúa como judío”, es el consejo que les da antes de subir al avión. Supuestamente se trata de un medicamento para ricos, no admitido en el país pero tampoco ilegal. Algunos se lo creyeron una vez pero, de inmediato, se dieron cuenta que no se pagaba tanto y tan bien por transportar sólo un medicamento. De ahí el título del film, Holy Rollers, un juego de palabras de difícil traducción que se refiere tanto al movimiento de ciertos religiosos al rezar como al éxtasis, en argot.
Esta primera película del director Kevin Asch, premio Gotham a la mejor dirección novel, es una historia de crecimiento, más que una típica película de mafia y trafico de drogas: un joven de 20 años de la comunidad judía que duda entre continuar la tradición y su ambición de conseguir dinero para mejorar todos los pequeños y grandes detalles de su vida diaria. Vestirse de otra manera, cambiar la antigua cocina de su madre, que no funciona hace años, o que sus padres consigan arreglarle un buen matrimonio sin que su prometida opte por un mejor partido. Tras su primer viaje a Ámsterdam, consciente de la situación, se convence de que le ha llegado su oportunidad. Pero como suele ocurrir a menudo, un negocio tan lucrativo también tiene su parte oscura.
El sorprendente guion de este film interesó de inmediato al solicitadísimo Jesse Eisenberg, que aceptó trabajar sin dudar en esta producción independiente de bajo presupuesto, lo que le permitió al mismo tiempo rodar junto a su hermana en la vida real, que también interpreta el papel de su hermana en la película. Lo más interesante de esta película es el retrato de la comunidad jasídica de Crown Heights en Brooklyn, habitualmente discreta, enfrentada a la tensión que se genera en la juventud que la integra, tensión provocada por las “tentaciones” del mundo secular.
Un film inesperado que recuerda, en alguna de sus secuencias, las películas de Scorsese y cuenta además con el, cada día mejor, actor Justin Bartha y Jesse Eisenberg.
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