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‎19 Adar II 5784 | ‎29/03/2024

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Los judíos de Oriente (13ª parte): Túnez

Los judíos de Oriente (13ª parte): Túnez

MILÍM: LA HISTORIA DE LAS DIÁSPORAS, CON ALICIA BENMERGUI – Donde hoy está Túnez anteriormente se hallaba la antigua Cartago, aquella que casi alcanzó a derrotar al que luego se convertiría en el todopoderoso Imperio Romano. Allí en las proximidades de Sicilia se libraron las tres Guerras Púnicas; cuando Roma terminó victoriosa se apoderó de las puertas que le abrían el control y dominio del Mediterráneo, a orillas del cual, y en cuyas aguas, los judíos siempre trataron de estar. El testimonio más antiguo de presencia judía fue hallado en 1883, luego de la invasión francesa, cuando un militar francés envió a sus soldados en un lugar llamado Hammam al Latif a cavar en el patio de la casa que ocupaba y allí descubrieron un hermoso mosaico de estilo bizantino que terminó siendo el suelo de una sinagoga del siglo III de la era actual.
Según algunos historiadores, estos judíos habían llegado allí enviados por el emperador romano Tito, y algunas de las tareas de subsistencia a las que se dedicaron fueron la agricultura, la crianza de animales y el comercio. Los judíos del norte de África, y de Sicilia y el sur de Italia, se dedicaban a la agricultura, al cultivo de vid y de aceitunas y a la elaboración de vinos y aceites por una simple razón de necesidad relacionada con sus prácticas religiosas y alimentarias. Los judíos prosperaron bajo el dominio de romanos y de los vándalos después, lo que generó rechazo y restricciones por parte de los cristianos cuando dominaron la región. La llegada de judíos que escapaban de los visigodos en tierras ibéricas hizo que aumentara la población judía. Muchos de estos recién llegados se mezclaron con tribus bereberes que se convirtieron al judaísmo.
Los primeros musulmanes en conquistar la región fueron los que llegaron del califato árabe de Bagdad en el siglo VII, pero en el año 788 llega Imam Idris y declara la independencia de los musulmanes de Bagdad. Es una historia que se torna cada vez más dificultosa de narrar, por las luchas entre las diferentes dinastías y orientaciones religiosas que van a prevalecer en el Islam. Una parte del judaísmo se alió con las fuerzas de Idris, pero poco después desistieron porque otros sectores del judaísmo de Mauritania respondían a la autoridad de los abásidas de Bagdad y no iban a luchar contra ellos. La otra razón fueron los abusos cometidos por Idris contra las judías. Como venganza, Idris atacó a los judíos en las ciudades donde vivían y como castigo, después de su victoria, les impuso el pago de altos impuestos y les exigió la entrega anual de un cierto número de vírgenes para su harén. La tribu judía de los ‘Ubaid Allah prefirió emigrar hacia el este en lugar de someterse a Idris; según una tradición, los judíos de la isla de Djerba son los descendientes de esa tribu. En 793 Imam Idris fue envenenado por orden de Harun al-Rashid, y alrededor de siglo IX ascendió al poder la dinastía aghlabite. Bajo el dominio de ésta, que duró hasta el 909 y que respondía a la autoridad de los abásidas, la situación de los judíos mejoró mucho. La influencia política de los judíos se hizo sentir en la administración del país. La que prosperó mucho fue la comunidad de Kairuán , que se estableció poco después de la fundación de esa ciudad en el año 670.
La llegada de la dinastía almohade al trono de las provincias del Magreb en 1146 fue tan destructiva para los judíos de Túnez como lo fue para los de Marruecos o los del Al Andalus. El primer almohade, ‘Abd al-Mumin, sostenía que Mahoma determinó que si en cinco años no había llegado el Mesías por los judíos, estos debían convertirse al Islam, pero también los cristianos debían convertirse. Así los judíos que no podían irse se convirtieron al igual que los cristianos, pero la conversión no fue suficiente, los nuevos conversos debían por disposición de los fanáticos almohades, usar un pañuelo especial de color amarillo. Bajo la dinastía de los Ḥafṣites mejoró la condición de los judíos pese a que no se les permitió instalarse en la ciudad de Túnez ni tampoco ni en las de Kairuán y Hammat, porque a raíz de la derrota de la Cruzada determinada por el rey Luis de Francia en 1270, fueron declaradas ciudades santas, en tanto que si podían residir en Mehdia, Kalaa y la isla de Djerba.
Durante los siglos XIV y XV, los judíos de Túnez fueron tratados con más crueldad que en Marruecos y Argelia, y esa fue una de las razones por las que fueron muy pocos los judíos expulsados de los reinos de Castilla y Portugal los que se refugiaron allí. Y esa historia continúa…